"I took three years of Spanish in High School
but can't even carry a decent conversation" o "can't remember a thing
from Spanish class".
Estoy seguro que todo
profesor de español o hispanohablante en los Estados Unidos ha oído comentarios
similares. Lo interesante es que parece no importarle a muchos.
¿Cómo es posible que un estudiante reciba dos, tres y en algunos casos hasta
cuatro años de español y no pueda usar la lengua para comunicarse
efectivamente? Cuando acepté mi
primer trabajo como profesor de español en una escuela privada donde los niños
son expuestos al español desde el nivel preescolar empecé a darme cuenta de
algunas fallas con el sistema de enseñanza. En esta escuela los niños reciben
nueve años de educación: Preescolar – octavo grado. Digamos que para aprender una lengua extranjera en un salón
de clase se necesitan más de cuatro años.
Entonces después de nueve años el nivel de español debe ser
excepcional. Cierto? Wrong! Cuando entré a clase con alumnos de octavo grado intenté entablar
una conversación simple con mis nuevos estudiantes y me di cuenta que ninguno
podía comunicarse en la lengua que habían estudiado por nueve años. ¿Es posible que se
necesiten más de nueve años para aprender una lengua? Estoy totalmente seguro que no es así. El problema radica en la enseñanza
misma y en los métodos utilizados.
Esto no es un problema
único de la educación de lengua extranjera en Estados Unidos. En Colombia, por ejemplo, en muchas
escuelas secundarias los estudiantes reciben seis años de inglés pero muy pocos
alcanzan un nivel apto para entablar conversaciones simples. En Francia los estudiantes reciben por
lo menos cinco años de alguna lengua extranjera pero tampoco han obtenido
resultados convincentes. Lo
mismo pasa en muchos otros países.
Entonces ¿dónde se
encuentra el problema? El problema
es muy simple: El método
tradicional no funciona. ¿Por qué
no funciona? No funciona porque un
idioma no es una operación matemática, y el método tradicional tiene una
perspectiva matemática en cuanto a la enseñanza del idioma. Cuando una persona va a hablar y tiene
que cerrar los ojos y pensar en como se conjuga el verbo y en que orden deben
ir las palabras, la comunicación se obstruye. Nadie, en “el mundo verdadero” va a esperar a que una
persona conjugue verbos en su cabeza. Esta perspectiva mecánica y poco realista es la que
lleva a la mayoría de los estudiantes a abandonar el idioma y a olvidar todo lo
aprendido.
No culpo a los
profesores, pues muchos, aprendieron su segunda lengua de esta manera, así que
no conocen otra opción. Lo
cierto es que ellos aprendieron su primera lengua de otra manera muy distinta:
por medio de los sentidos.
Miremos nuestra propia experiencia. ¿Cómo aprendemos nuestra primera lengua? ¿Cómo aprende un niño inmigrante lo
necesario para conversar en el idioma local en sólo cinco o seis meses?
El método tradicional de
la enseñanza del español y otras lenguas no es efectivo. Sólo un porcentaje mínimo de
estudiantes adquieren lo necesario para defenderse con el idioma pero la mayoría
fracasa. Por esa razón le
sugiero a usted profesor que empiece a trazar un nuevo camino en su enseñanza
de la lengua. No podemos
seguir perjudicando a los estudiantes o perdiendo nuestro tiempo. Si vamos a enseñar, asegurémonos de que
el estudiante este adquiriendo el idioma y no sólo conjugando algunos verbos
para el examen.
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